COTIZALIA Las tres reglas de oro para invertir (también en tiempos de covid-19)


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El covid-19 está dejando una profunda huella en la sociedad. Son tiempos de cambios, en los que la incertidumbre y el desconcierto derivan en un sinfín de preguntas sin soluciones palpables sobre a dónde conducirá esta crisis sanitaria y económica. Solo una cosa está clara, y es que, en medio del caos, lo esencial vuelve a cobrar vital importancia.
Lo mismo podríamos decir en el terreno financiero. La pandemia sacude con fuerza los mercados, dejando un escenario complejo y sin precedentes que ha sumergido a los inversores en un mar de dudas: en qué invertir, dónde y cómo. La respuesta, según la gestora francesa Carmignac, también pasa por lo más sencillo, y recuerda las tres ‘reglas de oro’ que se debe tener en cuenta si se está pensando en poner a funcionar los ahorros.

1.- Confía en el largo plazo

El miedo es algo natural cuando es nuestro dinero el que aparece en escena. Pero los expertos coinciden en que mantener la calma y sortear el pánico en periodos de inestabilidad es la mejor forma de obtener rentabilidad. Al dinero hay que darle tiempo para crecer y, en este contexto, los analistas de Carmignac recuerdan que la volatilidad es algo natural e inevitable. Como dijo Warren Buffett, “el éxito en la inversión lleva tiempo, disciplina y paciencia”. Y así lo han demostrado los datos a lo largo de la historia: cuanto más tiempo se mantiene la inversión y más diversificada está, menor es la probabilidad de perder dinero.

Aunque es complicado seguir esta máxima mientras las bolsas se desploman a niveles históricos por los efectos del covid-19, debemos echar la vista atrás y observar cómo se han comportado los mercados financieros en otras crisis económicas, porque los grandes desplomes a menudo han ido acompañados de fuertes retornos. Por eso hay que tenerlo claro: el tiempo es uno de nuestros mejores aliado al invertir.

Los expertos coinciden en que mantener la calma y sortear el pánico en periodos de inestabilidad es la mejor forma de obtener rentabilidad

2.- Diversifica el riesgo

¿Buscas mayor rentabilidad y estás dispuesto a asumir más riesgos? ¿O, por el contrario, eres más conservador? Da igual. El objetivo de todo inversor es común: ganar dinero y no perderlo. El riesgo siempre está ahí; la idea es reducirlo lo máximo posible en función de tus objetivos financieros. Generalmente, el riesgo y el beneficio van de la mano.

La forma más común de disminuirlo es repartiéndolo. Diversificando la cartera. Si juegas todos tus ahorros a una sola carta y compras acciones de una compañía, por ejemplo, tu rentabilidad estará en manos de esa empresa, de tal manera que si quiebra o registra grandes pérdidas tú también lo harás. Toda tu inversión se verá afectada. Pero si destinas solamente una parte de tus ahorros a las acciones de ese grupo y repartes el resto en otros activos (por ejemplo, en deuda pública o privada, divisas, oro...), el riesgo estará repartido y la posibilidad de anotar pérdidas será menor.

3.- Confía en los expertos

“Invertir no es una habilidad, es una profesión. Debe ser confiada a expertos”. Desde Carmignac explican que el conocimiento juega un papel clave, y en este contexto ejemplifican que “nadie espera que hagas un plano de tu futura casa, que te arregles los dientes o que diseñes tu próximo coche” sin recurrir a un profesional. A la hora de poner tus ahorros a trabajar debería ocurrir lo mismo.

Fondos de inversión: ¿una buena idea?

Los fondos de inversión recogen las aportaciones de varias personas para invertir de forma conjunta en distintos tipos de activos como renta fija (bonos) o renta variable (acciones). De esta manera, los expertos que conducen el fondo diversifican la cartera y, por tanto, el riesgo. Eso sí, si esperas beneficios inmediatos, los fondos no son la mejor opción: suelen orientarse al medio-largo plazo.

¿Qué diferencia una gestión activa de una pasiva? Fundamentalmente, las aspiraciones de rentabilidad y la importancia del gestor del fondo en la toma de decisiones. En la activa, el experto vuelve a lo esencial, a lo básico, y adapta la cartera optando por activos que tendrán un mejor comportamiento a largo plazo para alcanzar el objetivo: batir la rentabilidad del mercado. La pasiva busca igualar la rentabilidad de un índice bursátil (por ejemplo, el Ibex 35), siguiendo su mismo comportamiento y composición. Aquí, por lo tanto, el gestor del fondo jugará un papel mucho menos relevante.

La idea de diversificar la inversión no se centra solo en repartir los ahorros en varios activos, sino también en diferentes países y sectores

La idea de diversificar la inversión no se centra solo en repartir los ahorros en varios activos financieros, sino también en abarcar diferentes países y sectores. Una de las máximas de Carmignac es precisamente esta: explotar las oportunidades más rentables a nivel mundial, a través de sus análisis macroeconómicos y la selección de valores, y adaptarse a todo tipo de perfiles de inversor. Alcanza toda la geografía con la estrategia Patrimoine, que abarca una inversión global; Emerging Patrimoine, orientado a los mercados emergentes; y Patrimoine Europe, centrado en la inversión en Europa.

La gestora nació en 1989 y ha arrancado su cuarta década de vida con una filosofía de gestión que sigue apoyándose en las mismas ideas que le dieron forma: activos en su gestión, flexibles, con el foco en el largo plazo e independientes (no están ligados a entidades financieras). Esta independencia proporciona a Carmignac el margen de maniobra para mover posiciones mucho más rápido que los fondos dependientes. Su flexibilidad también juega un papel crucial, más aún en épocas de alta volatilidad. Estos fondos dan libertad al gestor para que invierta en los activos que considere más oportunos, asumiendo más o menos riesgo en base a su criterio para satisfacer mejor las necesidades de sus inversores.


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