Ni siquiera la asignación de un nuevo modelo eléctrico, la alternativa a la que se aferraba el Ministerio de Industria, podría haber salvado a Nissan Barcelona, cuyo cierre, previsto para diciembre, comunicó ayer la multinacional. Los estudios internos de la compañía descartaron esta opción, puesta sobre la mesa en los últimos meses. Entre medias, lamentan las fuentes consultadas por ABC, «se echó encima el Covid». La planta, con más de 3.000 trabajadores directos y generadora de 25.000 empleos indirectos, operaba a un 20% de su capacidad. Este porcentaje se iba a reducir más a partir de mayo, tras la pérdida de un vehículo fabricado para Mercedes, que suponía el 57% de la carga de trabajo. «La adjudicación de un nuevo... Ver Más