COTIZALIA BCE y Banco de España se cargan de oro y dólares para evitar crisis de liquidez


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Los bancos centrales siguen batiendo récords. Otra cifra que alcanza máximos históricos es la de reservas en oro y moneda extranjera por parte del Banco Central Europeo (BCE), con el objetivo de evitar cualquier riesgo de crisis de liquidez, ya que el verano pasado y en el inicio de la crisis del coronavirus en marzo hubo episodios de tensionamiento en los mercados interbancarios.
La autoridad monetaria europea explica que la gestión de las reservas exteriores persigue, por orden de importancia, los objetivos de liquidez, seguridad y rentabilidad. Esta cartera está compuesta por oro, dólares estadounidenses, renminbis chinos y derechos especiales de giro sobre el euro. Las variaciones del mercado pero, sobre todo las operaciones monetarias del BCE con la activación de nuevos programas que engordan el balance han disparado el montante de estas reservas.



La institución que preside Christine Lagarde elevó un 15,6% sus tenencias de oro y moneda extranjera en abril respecto a marzo, y un 23% respecto a febrero, según los datos sobre financiación del Eurosistema del Banco de España (BdE). De esta forma, el montante alcanza ya los 945.270 millones de euros. Es decir, casi un billón de euros en moneda en reservas contra el riesgo de que, como consecuencia de esta crisis, pudiera haber crisis de liquidez.

Empresas, bancos, instituciones e inversiones internacionales dispararon la demanda de dólares en el inicio de esta crisis. La razón es que el dólar funciona como moneda internacional y, en cualquier caso, cada vez que hay temblores en el sistema económico mundial los diferentes agentes económicos se cargan con las monedas en las que más confían y con oro. Sin embargo, esta demanda puede provocar momentos de tensión y problemas de liquidez que afecten al comercio mundial y añadan, aún más, desconfianza sobre la economía.

Prevenir riesgos

Por esta razón, seis bancos centrales pusieron en marcha una acción coordinada de subastas de dólares a siete días. Este tipo de operaciones ya se vieron con la Gran Crisis Financiera, porque tras la caída de Lehman Brothers se secaron los mercados monetarios. En este caso, participan la Reserva Federal (Fed), el BCE, el Banco de Canadá, el Banco de Inglaterra, el Banco de Japón y el Banco Nacional Suizo.

Las operaciones se realizan a 25 puntos básicos sobre el índice OIS, índice de permutas (‘swaps’) nocturnas que refleja el tipo de interés de las operaciones de liquidez en el mercado interbancario a través de repos, productos financieros con compromiso de recompra que sirven para obtener liquidez a un día. Su coste suele ser cercano, y levemente inferior, al del interés interbancario, como el Líbor o el euríbor en la eurozona.

El mercado interbancario estadounidense vivió unos días de problemas de liquidez en septiembre de 2019. Gestores de fondos y analistas admitieron que, aunque coincidieron varios hechos en el tiempo, no había explicación clara para un repunte desde niveles del 2,2% en el coste de estos repos hasta entornos del 10%. La Fed tuvo que intervenir de urgencia con subastas diarias de 75.000 millones de dólares.


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No ha sido el primer momento de tensión en la demanda de liquidez durante los últimos años. El índice Líbor-OIS se mueve entre 10 y 20 puntos básicos en condiciones normales. Se trata del diferencial entre el tipo interbancario y el de las operaciones de liquidez nocturnas entre bancos. Pero en abril de 2018, con el ruido del riesgo de una recesión próxima en Estados Unidos que finalmente no se ha producido hasta la pandemia del coronavirus, el índice subió hasta los 59 puntos. Lejos, eso sí, del pico en 238,7 puntos tras Lehman Brothers o durante la crisis de deuda europea, pero muy por encima de los niveles normales. En la actualidad está en 33 puntos.

Ahora hay más motivos de preocupación por parte de todos los agentes económicos que en septiembre de 2019 o en abril de 2018, por lo que los bancos centrales han decidido alejar cualquier amenaza de un tensionamiento financiero que agrave el daño que está sufriendo la economía real por el covid-19. No en vano, el mundo se enfrenta a la primera caída del PIB desde 2009.

En este sentido, las reservas de moneda extranjera, principalmente dólares y oro, ayudan a la gestión de liquidez en el mercado por parte de los bancos centrales. En el caso de la eurozona, el trabajo principal corresponde al BCE, aunque los bancos centrales nacionales también tienen actividad en este sentido. Así, el Banco de España ha incrementado en un 7,4% en abril respecto a marzo sus reservas exteriores y en un 12,6% sobre febrero, alcanzando un valor de 74.333 millones de euros, también en niveles récord.

Oxígeno del BCE

La historia económica ha dejado para los investigadores el análisis de las divergencias de los bancos centrales como respuesta a la crisis de 2008, pero esta vez todos han tenido una agilidad similar ante los efectos de las primeras restricciones a la movilidad, que paralizaron la actividad económica a niveles no vistos desde la II Guerra Mundial.

En el caso del BCE, el 12 de marzo anunció un extra de 120.000 millones para este año a los programas de compras de activos, que ya contaban con 20.000 millones netos mensuales. La respuesta inicial al covid-19, con Lagarde diciendo que no está para reducir 'spreads' (diferenciales o primas de riesgo) decepcionó al mercado, hasta que anunció otro paquete especial contra la pandemia de 750.000 millones para bonos soberanos y corporativos (PEPP, por sus siglas en inglés).


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Lagarde cambió su discurso para poner el foco en evitar cualquier riesgo de fragmentación financiera de la eurozona, y el BCE se ha decidido a inundar el mercado de dinero. El banco central ya ha agotado la mitad de los 120.000 millones y una cuarta parte del PEPP, con lo que el mercado da por hecho que tendrá que anunciar que amplía su perímetro en verano, pese a que la compra de deuda pública se haya cuestionado desde el Constitucional alemán.



Asimismo, el BCE ha ampliado las rondas de refinanciación a largo plazo (LTRO) para los bancos. A partir de junio iniciará subastas a un tipo máximo del -1%. "Vamos a desplegar 3 billones de euros disponibles para los bancos a tipos negativos", señaló la presidenta del BCE en su última reunión. La dependencia de la economía española con el banco central se ha disparado a niveles récord, y el pasivo por los bonos en el balance de la autoridad monetaria y la deuda de los bancos con Fráncfort equivalen al 46% del PIB español previsto para este año. Veremos si esta vez es suficiente, al menos, para evitar cualquier susto con la liquidez.

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