"Bueno, como vi que el otro tema paranormal que subí gustó a algunas personas, les vengo a contar otro que ocurrió hace unos 5 años. Lo recuerdo perfectamente, como si fuera ayer. El centro de la historia era un castillo de curas cabrones, y había muchas teorías y "mitos", si se les puede llamar así. Uno de los mitos era que en la parte de arriba, donde dormían los curas, es decir, en sus dormitorios y sus cosas (su droga, joder, ya sabéis, toda la mierda de esa gente, si se les puede llamar así a esos cabronazos), bueno, vamos a entrar en lo que importa: la historia.
Uno de los mitos que había en el cuarto de los curas era que había un armario que llevaba a un pasillo que conducía a la entrada de la casa. Nunca podíamos saber si era verdad o mentira porque nunca nos dejaban subir arriba. Un día intentamos subir arriba, un compañero y yo. Cuando abrimos la puerta, había un cura enfrente, mirando hacia la puerta como si pudiera ver tras ella. Nos asustamos, teníamos 13 años, así que bajamos sin decirle nada a nadie. El cura nunca mencionó el tema.
El segundo mito era que en el sótano estaban en obras y, cuando tiraron una de las paredes porque querían poner un gimnasio pequeño, se encontraron con unos huesos pequeños, un peluche y una habitación medio rota de una niña pequeña. No podíamos verificar si era verdad, pero algunos educadores nos lo confirmaron con sus palabras. Los curas no daban respuesta cuando se les preguntaba, decían que no molestáramos o que no se jugara con esas cosas.
Esos son dos mitos que había, hay bastantes más, pero vamos con la historia, que es lo importante. Un día normal, como cualquier otro, estábamos en la habitación, mi compañero y yo. Mi compañero se llamaba Luis, no sé nada más de él desde que se fue del centro. Tenía 17 años y yo 13. Bueno, él me cuidaba mucho, era como el "jefe" del centro, al que más respetaban. Hablábamos todas las noches de nuestras cosas. Como cualquier noche, empezamos a hablar de una paranoia que le pasó a mi colega.
Me contó que cuando se murió su abuela, al cabo de unas semanas, él y su hermano vieron una luz rara que traspasaba la pared. Me dijo que era su abuela diciéndole algo, no recuerdo muy bien qué le dijo. Estuvimos hablando de esas cosas durante unas 2-3 horas y luego dejamos de hablar y nos íbamos a dormir los dos. Cuando estuve a punto de dormirme, me desperté y fui al baño a orinar porque tenía ganas. Llámame loco, pero después de 5 minutos, miré la hora para ver qué hora era. Recuerdo que eran las 2:27.
Cuando miré hacia adelante, vi a una persona de 3 metros de color morado con una cabeza extraña, muy parecida a la que vi en la historia que conté ayer aquí en el foro, pero no era la misma, parecía su hermano o algo así. No pude verle las piernas, solo de las rodillas para arriba. Lo que hizo esa cosa, ente, espíritu o lo que mierda fuera, fue pasar de un lado a otro andando. Duró 3 segundos. Metí un grito, gritando el nombre del educador nocturno, y le conté lo sucedido. Él me dijo que dejara de tonterías a esas horas, que me durmiera y dejara de vacilar, ya que tenía que trabajar y yo estaba molestando.
Esa noche me dormí muy tarde, debajo de las sábanas. Al día siguiente fuimos a la huerta del centro a cortar hojas, creo que era. Le pregunté a Horacio, un cura de 91 años, lo que había visto. Me dijo que no hablara de ello con los demás curas. Cuando me dijo eso, mi expresión facial cambió y me costaba mucho dormir. No volví a ver a esa cosa hasta unos 6 meses después, cuando me castigaron de noche en el sótano.
Cuando hacías algo mal de noche, molestabas o no dejabas dormir a la gente, te mandaban allí. A un compañero mío y a mí, nos llevaron al sótano. A mí me pusieron en una silla que era la puerta, y había unas escaleras que chirriaban. Justo al lado de las escaleras, a mi compañero lo llevaron a una habitación extraña de la que sigo sin saber qué era. Había tuberías y bichos, de todo. Yo estaba muy nervioso, así que me quité la camiseta y, con las dos manos, me tapé la cara para no ver nada y no tener miedo. Como era pequeño, no sabía qué hacer, así que hice eso.
Escuché las escaleras chirriando y me quité la camiseta pensando que el educador estaba bajando para decirnos que fuéramos a nuestra habitación. Cuando miré, esa cosa de 3 metros estaba allí mirándome. Pero su mirada me decía que me estaba señalando. Es algo difícil de explicar, era como si me estuviera mirando y señalando con la mirada. Duró 2 o 3 segundos y me quedé inmovilizado sin saber qué hacer. Volví a gritar y se cagaron en mi puta madre, me pegaron un par de ostias y me castigaron sin salir de la habitación un par de semanas, creo.
Poco más que añadir a la historia. Después no conté nada de lo que pasó en el sótano. Mi compañero no lo vio, así que se lo conté. Él tenía una gran impresionabilidad por eso, y cuando se lo conté, empezó a hacer ruidos raros y a decirme "kitipasa" o algo así. Estaba todo loco, tenía un año más que yo pero parecía que tenía 9 años. Si queréis más historias, decídmelo. Tengo alguna otra vivencia con esas mierdas raras."
Uno de los mitos que había en el cuarto de los curas era que había un armario que llevaba a un pasillo que conducía a la entrada de la casa. Nunca podíamos saber si era verdad o mentira porque nunca nos dejaban subir arriba. Un día intentamos subir arriba, un compañero y yo. Cuando abrimos la puerta, había un cura enfrente, mirando hacia la puerta como si pudiera ver tras ella. Nos asustamos, teníamos 13 años, así que bajamos sin decirle nada a nadie. El cura nunca mencionó el tema.
El segundo mito era que en el sótano estaban en obras y, cuando tiraron una de las paredes porque querían poner un gimnasio pequeño, se encontraron con unos huesos pequeños, un peluche y una habitación medio rota de una niña pequeña. No podíamos verificar si era verdad, pero algunos educadores nos lo confirmaron con sus palabras. Los curas no daban respuesta cuando se les preguntaba, decían que no molestáramos o que no se jugara con esas cosas.
Esos son dos mitos que había, hay bastantes más, pero vamos con la historia, que es lo importante. Un día normal, como cualquier otro, estábamos en la habitación, mi compañero y yo. Mi compañero se llamaba Luis, no sé nada más de él desde que se fue del centro. Tenía 17 años y yo 13. Bueno, él me cuidaba mucho, era como el "jefe" del centro, al que más respetaban. Hablábamos todas las noches de nuestras cosas. Como cualquier noche, empezamos a hablar de una paranoia que le pasó a mi colega.
Me contó que cuando se murió su abuela, al cabo de unas semanas, él y su hermano vieron una luz rara que traspasaba la pared. Me dijo que era su abuela diciéndole algo, no recuerdo muy bien qué le dijo. Estuvimos hablando de esas cosas durante unas 2-3 horas y luego dejamos de hablar y nos íbamos a dormir los dos. Cuando estuve a punto de dormirme, me desperté y fui al baño a orinar porque tenía ganas. Llámame loco, pero después de 5 minutos, miré la hora para ver qué hora era. Recuerdo que eran las 2:27.
Cuando miré hacia adelante, vi a una persona de 3 metros de color morado con una cabeza extraña, muy parecida a la que vi en la historia que conté ayer aquí en el foro, pero no era la misma, parecía su hermano o algo así. No pude verle las piernas, solo de las rodillas para arriba. Lo que hizo esa cosa, ente, espíritu o lo que mierda fuera, fue pasar de un lado a otro andando. Duró 3 segundos. Metí un grito, gritando el nombre del educador nocturno, y le conté lo sucedido. Él me dijo que dejara de tonterías a esas horas, que me durmiera y dejara de vacilar, ya que tenía que trabajar y yo estaba molestando.
Esa noche me dormí muy tarde, debajo de las sábanas. Al día siguiente fuimos a la huerta del centro a cortar hojas, creo que era. Le pregunté a Horacio, un cura de 91 años, lo que había visto. Me dijo que no hablara de ello con los demás curas. Cuando me dijo eso, mi expresión facial cambió y me costaba mucho dormir. No volví a ver a esa cosa hasta unos 6 meses después, cuando me castigaron de noche en el sótano.
Cuando hacías algo mal de noche, molestabas o no dejabas dormir a la gente, te mandaban allí. A un compañero mío y a mí, nos llevaron al sótano. A mí me pusieron en una silla que era la puerta, y había unas escaleras que chirriaban. Justo al lado de las escaleras, a mi compañero lo llevaron a una habitación extraña de la que sigo sin saber qué era. Había tuberías y bichos, de todo. Yo estaba muy nervioso, así que me quité la camiseta y, con las dos manos, me tapé la cara para no ver nada y no tener miedo. Como era pequeño, no sabía qué hacer, así que hice eso.
Escuché las escaleras chirriando y me quité la camiseta pensando que el educador estaba bajando para decirnos que fuéramos a nuestra habitación. Cuando miré, esa cosa de 3 metros estaba allí mirándome. Pero su mirada me decía que me estaba señalando. Es algo difícil de explicar, era como si me estuviera mirando y señalando con la mirada. Duró 2 o 3 segundos y me quedé inmovilizado sin saber qué hacer. Volví a gritar y se cagaron en mi puta madre, me pegaron un par de ostias y me castigaron sin salir de la habitación un par de semanas, creo.
Poco más que añadir a la historia. Después no conté nada de lo que pasó en el sótano. Mi compañero no lo vio, así que se lo conté. Él tenía una gran impresionabilidad por eso, y cuando se lo conté, empezó a hacer ruidos raros y a decirme "kitipasa" o algo así. Estaba todo loco, tenía un año más que yo pero parecía que tenía 9 años. Si queréis más historias, decídmelo. Tengo alguna otra vivencia con esas mierdas raras."