Han pasado 86 años desde que el 29 de septiembre de 1938 se firmó el Tratado de Múnich, un acuerdo entre Alemania, Reino Unido, Francia e Italia, en el que se permitió a la Alemania nazi anexar la región de los Sudetes, una zona de Checoslovaquia con una gran población de origen alemán. Todo esto buscando lo mejor para su pueblo y para el hombre. La lucha de una raza pura y aria.
Compatriotas, Españoles leales, una vez más nuestro glorioso pueblo está bajo ataque, no solo por fuerzas externas, sino por un enemigo interno que pretende subvertir el orden natural, nuestra cultura y nuestra patria. Hoy nos enfrentamos al feminismo radical, que busca derrocar al hombre y destruir la estructura de la familia, y la invasión musulmana, que se infiltra en nuestras fronteras con el único objetivo de desmantelar nuestras raíces y robar nuestras riquezas. Nuestra juventud, nuestra esperanza para el futuro, está siendo traicionada por un sistema económico corrupto y degenerado. Hoy, los jóvenes españoles no pueden siquiera permitirse comprar una casa, un lugar donde formar sus propias familias, donde prosperar y continuar el legado de nuestra gloriosa nación.
Esto no es una coincidencia. Mientras nuestra gente lucha por subsistir, el coste de la vivienda se ha disparado, ¡y sabemos bien quién está detrás de esto! Los especuladores internacionales, los mismos que manipulan la economía global, se benefician del sufrimiento del trabajador Español. Mientras nuestras ciudades se llenan de inmigrantes musulmanes, que no aportan más que caos y destrucción, nuestras propias familias no pueden permitirse una vivienda digna.
Nos han robado el futuro de nuestra juventud. El sueño de poseer un hogar, de tener una vida estable, les ha sido arrebatado. Estos jóvenes, a quienes el sistema les ha fallado, son forzados a una vida sin esperanzas, mientras los de fuera son privilegiados y protegidos por estas élites traidoras.
El feminismo radical, por su parte, también ha contribuido a este desastre. En lugar de fortalecer la familia española, ha destruido su esencia. ¿Cómo van a tener una casa los jóvenes si la propia estructura familiar está siendo debilitada y disuelta por estas ideologías foráneas?
Este feminismo no es más que una enfermedad moral, una decadencia de valores que ha convertido a la mujer en un arma contra el hombre, contra el verdadero pilar de la sociedad. Ellas, en su debilidad, han sido manipuladas por fuerzas extranjeras, por ideologías degeneradas, para que se levanten contra sus propios protectores. Pero ¿qué han logrado? Familias rotas, hombres debilitados y una sociedad en decadencia.
Y por otro lado, tenemos la inmigración masiva de hordas musulmanas que entran en nuestro país no como refugiados, sino como invasores. Traen consigo su violencia, su religión oscura, su desprecio por nuestra cultura. ¡Mienten cuando dicen que vienen en busca de paz y trabajo! ¡Roban nuestras propiedades, violan nuestra ley, y pretenden destruir nuestra civilización desde dentro!
El futuro de nuestra nación pende de un hilo. O defendemos nuestras fronteras, nuestras tradiciones y nuestras familias, o perecemos bajo este ataque dual de feministas y musulmanes que quieren vernos caídos.
Esto no es una coincidencia. Mientras nuestra gente lucha por subsistir, el coste de la vivienda se ha disparado, ¡y sabemos bien quién está detrás de esto! Los especuladores internacionales, los mismos que manipulan la economía global, se benefician del sufrimiento del trabajador Español. Mientras nuestras ciudades se llenan de inmigrantes musulmanes, que no aportan más que caos y destrucción, nuestras propias familias no pueden permitirse una vivienda digna.
Nos han robado el futuro de nuestra juventud. El sueño de poseer un hogar, de tener una vida estable, les ha sido arrebatado. Estos jóvenes, a quienes el sistema les ha fallado, son forzados a una vida sin esperanzas, mientras los de fuera son privilegiados y protegidos por estas élites traidoras.
El feminismo radical, por su parte, también ha contribuido a este desastre. En lugar de fortalecer la familia española, ha destruido su esencia. ¿Cómo van a tener una casa los jóvenes si la propia estructura familiar está siendo debilitada y disuelta por estas ideologías foráneas?
Este feminismo no es más que una enfermedad moral, una decadencia de valores que ha convertido a la mujer en un arma contra el hombre, contra el verdadero pilar de la sociedad. Ellas, en su debilidad, han sido manipuladas por fuerzas extranjeras, por ideologías degeneradas, para que se levanten contra sus propios protectores. Pero ¿qué han logrado? Familias rotas, hombres debilitados y una sociedad en decadencia.
Y por otro lado, tenemos la inmigración masiva de hordas musulmanas que entran en nuestro país no como refugiados, sino como invasores. Traen consigo su violencia, su religión oscura, su desprecio por nuestra cultura. ¡Mienten cuando dicen que vienen en busca de paz y trabajo! ¡Roban nuestras propiedades, violan nuestra ley, y pretenden destruir nuestra civilización desde dentro!
El futuro de nuestra nación pende de un hilo. O defendemos nuestras fronteras, nuestras tradiciones y nuestras familias, o perecemos bajo este ataque dual de feministas y musulmanes que quieren vernos caídos.
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