ABC Fiebre ciclista con el desconfinamiento: «Estamos desbordados, hay lista de espera de 15 días»


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Desde que el pasado 4 de mayo reabrió sus puertas, Taller de Bicicletas, en Sevilla, ha recibido un aluvión de peticiones por parte de clientes que han desempolvado su vieja bici del trastero con la intención de convertirla en su medio de transporte habitual. Las nuevas reglas que dicta la pandemia, como el distanciamiento social, han provocado un fortísimo interés por subirse a las dos ruedas y evitar así los espacios cerrados de metros y autobuses. «La demanda ha aumentado en torno al 40% y estamos haciendo horas extras para que todo el mundo tenga el producto listo cuanto antes. La mayoría son recuperaciones de bicis antiguas que han estado paradas durante años y ahora se quieren utilizar para los desplazamientos diarios», apunta Víctor Cobaleda, mecánico de este pequeño local fundado hace once años. Tras el devastador azote del coronavirus las ciudades no volverán a ser las mismas, y el sector de la bicicleta, que en 2018 generó un volumen total de negocio de 1.712 millones de euros en España, quiere consolidarse como uno de los protagonistas de la revolución posterior al Covid-19. «Durante los días de desconfinamiento, ya se está manifestando un mayor uso de la bici ligado al ocio, en los momentos de deporte y paseo, pero cabe esperar que también vaya a desarrollarse muchísimo como forma de ir al trabajo o al centro de estudios», asegura Gustavo Romanillos, miembro del grupo de investigación «Transporte, Infraestructura y Territorio» de la Universidad Complutense de Madrid y experto en movilidad. En su opinión, a corto-medio plazo asistiremos, sin lugar a dudas, a una nueva movilidad, mientras que a largo plazo dependerá de las medidas que adopte cada ciudad. Desde la Asociación de Marcas y Bicicletas de España (AMBE), que reúne a fabricantes, distribuidores e importadores del sector ciclista, prevén que 2020 termine con un incremento del número de bicicletas vendidas después de la caída del 6,16% que se produjo en 2018 (último año del que ofrecen datos). En cuanto a las ventas del mercado del ciclismo, que encadenan cuatro ejercicios de aumentos, también confían en que en 2020 se mantenga la senda de crecimiento. La asociación empresarial, eso sí, pide al Ejecutivo que actúe para fomentar el uso masivo de la bicicleta. «Todos los gobiernos europeos, excepto el de España, están apostando muy fuerte por la bici, nos estamos quedando a la zaga», recalca Carlos Núñez, secretario general de la entidad. El gobierno italiano, por ejemplo, ha aprobado ayudas de hasta el 60% del valor de la bici (hasta un máximo de 500 euros) para los residentes en ciudades con más de 50.000 habitantes. Desde AMBE han enviado a la ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera, una batería de propuestas en favor de la bicicleta, entre las que destacan la subvención directa de 250 euros a la compra de bicicletas eléctricas, el tipo reducido del IVA del 10% para todo tipo de bicis y que la bicicleta para ir al trabajo esté exenta de IRPF. «Todos los gobiernos europeos, excepto el de España, están apostando muy fuerte por la bici, nos estamos quedando a la zaga» Mientras, los comercios tratan de aprovechar esta buena racha influida también por el deseo de retomar la práctica de deporte al aire libre en unas calles con menos contaminación y tráfico que antes del estado de alarma. «Ha surgido un laboratorio urbano derivado del virus en el que la bici tendrá un papel importante. Coincide que a partir de las ocho, las condiciones ambientales son buenas. Hay unas sensaciones mucho más allá de la propia movilidad urbana. Te sientes más libre pedaleando, parece que la ciudad es segura porque no hay tantos vehículos alrededor que te puedan dar un golpe...», señala Rafael Hernández, director del máster de Movilidad Urbana, Tecnología y Ecotransporte de la Universidad Camilo José Cela. En negocios como Cross Chicken, ubicado en el municipio madrileño de Las Rozas, dan buena cuenta de la fiebre ciclista desatada con el fin del encierro. Sus tres empleados trabajan sin descanso para satisfacer la alta demanda. «Nos vemos desbordados, sobre todo en el taller, hay lista de espera de 15 días. Ahora mismo, atendemos una media de 80 bicis a la semana», relata Javier López, propietario y responsable de venta del comercio, de 200 metros cuadrados. La situación se repite en diferentes tiendas de la capital. En el Barrio del Pilar, Factory Bike Vaguada, fundada hace 40 años, ha experimentado un repunte de las reparaciones algo superior al 30% desde que levantaron de nuevo la persiana. «Nos chocó que vino un cliente con una bici que le vendimos hace 15 años y que había dejado guardada en el trastero», comenta el encargado, Juan Carlos Torremocha. Alza de las ventas Si la demanda de taller vive unos días gloriosos, la adquisición de bicis nuevas también ha subido. En Karacol Sport, establecimiento inaugurado en Madrid hace 31 años, cuentan que están vendiendo muchísimas bicicletas de primer precio, de unos 500 euros, hasta el punto de que están sufriendo roturas de stock. «Estamos prácticamente sin existencias», dice el gerente, Miguel Ángel Sánchez. Marcas como Scott Bikes aplazaron la presentación de la colección 2021 con la idea de que «el punto de venta disponga de más tiempo para dar salida a los productos de colección actual», pero no contaron con semejante avalancha de demanda, que ha dejado a algunos con escasez de producto. «Los números sorprenden. Las ventas web han crecido un 80% desde el confinamiento y las físicas un porcentaje similar. Lo peor es que ya no quedan bicis, ha pasado como con el papel higiénico», bromea el gerente de Ciclos Campuzano, sito en Alicante. Desde AMBE constatan este problema, ocasionado por el parón de la actividad de fábricas y distribuidores por el coronavirus, aunque insisten en que las roturas de stock se han dan solo en las categorías donde se concentra la demanda y en que las partes implicadas están haciendo un «esfuerzo titánico» de reabastecimiento. El sector afronta su «etapa reina» dispuesto a afianzarse como deporte estrella de la «nueva normalidad» y alternativa por excelencia al ahora temido transporte público. Un hombre monta en bicicleta por la Gran Vía de Madrid durante el día 59 del estado de alarma por la pandemia del Covid-19 - EP Punto de partida favorable La crisis sanitaria originada por el brote de coronavirus ha hecho que los ciudadanos se replanteen sus rutinas para minimizar el riesgo de contagio. En ese nuevo escenario, el uso masivo de la bicicleta aparece como una buena alternativa para descongestionar el transporte público y facilitar la distancia interpersonal al tiempo que contribuye al cuidado del medioambiente. Un «sprint» hacia unas ciudades más «ciclistas» en el que nuestro país parte desde una posición favorable. El 70% de los hogares españoles dispone de por lo menos una bicicleta y más de la mitad (50,7%) de la población de entre 12 y 79 años la utiliza con alguna frecuencia, según los datos del último barómetro de la bicicleta en España, de diciembre de 2019. El estudio revela asimismo que casi 1,5 millones de españoles emplean la bicicleta a diario para ir a trabajar o a estudiar, y más de 4 millones recurren a ella alguna vez para realizar estos desplazamientos obligados.

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