Todo comenzó cuando llegué a Valencia en el año 2002. La carrera de Comunicación Audiovisual, las raves y Chamán de Silicius fueron los detonantes". Así explica Rocco Rodríguez, creador del Ministerio Post Natural, el fundamento de la secta que lideró a principios de los 2.000. De ella dice que "pronosticaron algunos de los rasgos y taras más distintivos del presente contexto socio-científico", pero también que se alzó como una suerte de "obra de arte transdisciplinar que no se revela como tal ni se firma con el fin de desdibujar los límites entre realidad y ficción".
Los Advenimientos Sónicos eran los principales rituales de este culto, a caballo entre lo religioso y lo puramente performático, que se basaba en idolatrar la ciencia y la tecnología y cuyas principales revelaciones se producían entre rave y rave.
"En los Advenimientos nos reuníamos los post-naturalistas, vestidos con film transparente, máscara de soldar y un altavoz con un loop electrónico diferente cada uno, para tomar las calles y proclamar nuestra compulsiva devoción. Las únicas reglas eran no quitarse la máscara y no apagar el altavoz, pero sobre todo no hablar ningún idioma entendible. El demacranto, el idioma que crearon, era el único idioma permitido durante los advenimientos sónicos", cuenta el que fuera el líder de este culto.
Todo comenzó cuando llegué a Valencia en el año 2002. La carrera de Comunicación Audiovisual, las raves y Chamán de Silicius fueron los detonantes". Así explica Rocco Rodríguez, creador del Ministerio Post Natural, el fundamento de la secta que lideró a principios de los 2.000. De ella dice que "pronosticaron algunos de los rasgos y taras más distintivos del presente contexto socio-científico", pero también que se alzó como una suerte de "obra de arte transdisciplinar que no se revela como tal ni se firma con el fin de desdibujar los límites entre realidad y ficción".
Los Advenimientos Sónicos eran los principales rituales de este culto, a caballo entre lo religioso y lo puramente performático, que se basaba en idolatrar la ciencia y la tecnología y cuyas principales revelaciones se producían entre rave y rave.
"En los Advenimientos nos reuníamos los post-naturalistas, vestidos con film transparente, máscara de soldar y un altavoz con un loop electrónico diferente cada uno, para tomar las calles y proclamar nuestra compulsiva devoción. Las únicas reglas eran no quitarse la máscara y no apagar el altavoz, pero sobre todo no hablar ningún idioma entendible. El demacranto, el idioma que crearon, era el único idioma permitido durante los advenimientos sónicos", cuenta el que fuera el líder de este culto.
Todo comenzó cuando llegué a Valencia en el año 2002. La carrera de Comunicación Audiovisual, las raves y Chamán de Silicius fueron los detonantes". Así explica Rocco Rodríguez, creador del Ministerio Post Natural, el fundamento de la secta que lideró a principios de los 2.000. De ella dice que "pronosticaron algunos de los rasgos y taras más distintivos del presente contexto socio-científico", pero también que se alzó como una suerte de "obra de arte transdisciplinar que no se revela como tal ni se firma con el fin de desdibujar los límites entre realidad y ficción".
Los Advenimientos Sónicos eran los principales rituales de este culto, a caballo entre lo religioso y lo puramente performático, que se basaba en idolatrar la ciencia y la tecnología y cuyas principales revelaciones se producían entre rave y rave.
"En los Advenimientos nos reuníamos los post-naturalistas, vestidos con film transparente, máscara de soldar y un altavoz con un loop electrónico diferente cada uno, para tomar las calles y proclamar nuestra compulsiva devoción. Las únicas reglas eran no quitarse la máscara y no apagar el altavoz, pero sobre todo no hablar ningún idioma entendible. El demacranto, el idioma que crearon, era el único idioma permitido durante los advenimientos sónicos", cuenta el que fuera el líder de este culto.