Espías o simples cacos, lo cierto es que un grupo de personas han apuntado alto en su objetivo criminal y han desvalijado uno de los aviones militares secretos rusos diseñados para evacuar al presidente Vladímir Putin y la cúpula gubernamental y militar en caso de desastre nuclear. Las autoridades rusas y un comité especial de seguridad investigan el robo en un Ilushyn-80, conocido como “el avión del fin del mundo” o “avión del juicio final”, mientras estaba estacionado en el aeródromo de Taganrog-Yuzhny, un centro científico técnico restringido y ubicado al sur del país. Los ladrones se llevaron al menos 39 equipos electrónicos de la aeronave, aunque los datos del botín final, igual que el diseño específico del avión, están clasificados. El Kremlin, molesto por la grave brecha de seguridad y la filtración, ha recalcado que se tomarán medidas.
Mijaíl Jodorénok, experto en temas militares y de seguridad, cree que los ladrones estaban organizados, pero que no perseguían robar secretos militares, sino solo aprovechar los dispositivos sustraídos para extraerles los metales preciosos que suelen contener. Sin embargo, eso no quiere decir que algún comprador avezado pueda sacar también partido si sabe qué está comprando.
No es el primer escándalo del centro G. M. Beríev, que además de reparar aviones militares desarrolla sistemas de vigilancia, y prototipos como el famoso avión anfibio Be-200. Hace dos años una veintena de sus trabajadores resultaron heridos por envenenamiento por talio, un incidente que aún no se ha esclarecido.
Mijaíl Jodorénok, experto en temas militares y de seguridad, cree que los ladrones estaban organizados, pero que no perseguían robar secretos militares, sino solo aprovechar los dispositivos sustraídos para extraerles los metales preciosos que suelen contener. Sin embargo, eso no quiere decir que algún comprador avezado pueda sacar también partido si sabe qué está comprando.
No es el primer escándalo del centro G. M. Beríev, que además de reparar aviones militares desarrolla sistemas de vigilancia, y prototipos como el famoso avión anfibio Be-200. Hace dos años una veintena de sus trabajadores resultaron heridos por envenenamiento por talio, un incidente que aún no se ha esclarecido.